RATATOUILLE

Por el chef Fco. Javier Quintanar P.


Receta para lograr un filme divertido, inteligente y sensible

Ingredientes:

a. Un protagonista simpático, carismático y conmovedor.
b. Un compañero de aventuras de buen corazón.
c. Un relato situado en un lugar atractivo o fuera de lo ordinario.
d. Una serie de personajes secundarios o incidentales que le darán fluidez a la historia, a
la vez que ayudarán a generar la interacción necesaria para el protagonista y su acompañante, al proporcionar toda clase de relaciones y conflictos entre sí.
e. Una trama donde nuestro personaje tenga que enfrentar diversas adversidades para
alcanzar sus metas.
f. La resolución del conflicto donde tanto el protagonista como su compañero tendrán que
probarse a si mismos para salir avantes y obtener el triunfo.
g. Persecuciones, equívocos, efectos visuales y sonoros, un buen soundtrack y dosis de
comedia genuina al gusto.

Puesto de esta manera, parece que lograr un buen filme es muy sencillo, pero en realidad no es así. Como dice la canción “se requiere de otra cosita…”

Al ver el cartel de Ratatouille uno podría pensar que se trata, precisamente; de uno de esas cintas hechos con receta en mano, y de cierta forma así fue. Sin embargo, este nuevo trabajo animado creado por los prestigiosos Pixar Studios (Toy Story y su suecuela, Buscando a Nemo, Monsters Inc., etc.) tiene varios elementos que, por así decirlo; alteran un poco la receta original… para bien.


Esto puede deberse al director y guionista tras este proyecto: Brad Bird (Los Increíbles, El gigante de Hierro), quien decide usar al mundo de la alta cocina como marco idóneo para relatar una historia donde se resalta la importancia de aceptar, tolerar y defender lo diferente y de darle (y darse) la oportunidad de experimentar con cosas nuevas.

Para este fin, Bird elije un prestigiado restaurante de la Ciudad Luz como escenario principal, y elige como protagonistas centrales a Remy (una rata de campo con sentidos del olfato y del gusto altamente desarrollados) y Linguini (un joven algo torpe, con aspiraciones de convertirse en un prestigiado Chef). Los destinos de ambos se unirán tanto por sus diferentes vínculos con un malogrado chef llamado Gusteau (y su gusto y amor a la buena cocina), así como por la oportunidad de alcanzar sus metas, desarrollando una especie de “simbiosis profesional” que derivará en una amistad más allá de sus diferencias como especie.

Durante su búsqueda, se enfrentarán no sólo a las dificultades que su propia “simbiosis” les atrae, sino además a la incomprensión e intolerancia por parte de quienes les rodean: mientras que a Remy sus compañeros roedores le intentan convencer de que acepte su condición de rata y se aleje de los humanos y de todo aquello relativo a su mundo, Linguini tiene que enfrentarse con los acosos de su desagradable jefe (Skinner) y las amenazas de un aparentemente despiadado e inflexible critico culinario (Anton Ego). Por si fuera poco, deben mantener su pacto en secreto, ya que si es descubierto puede significar el fin de sus aspiraciones…


Lo que en manos de otro director se hubiese convertido en un convencional filme sobre la lucha por superarse y triunfar, en manos de Bird se transforma en una obra que contiene diferentes subtextos paralelos al de la trama central, con varios comentarios y analogías que no sólo competen al mundo de la alta cocina, sino que pueden tener resonancia en otros ámbitos. Por ejemplo: se expresan críticas en contra del consumo sinsentido (cuando Skinner convierte el nombre de Gusteau en una franquicia de dudosa reputación), se presentan varias alegorías visuales sobrecogedoras (cuando el padre de Remy le muestra lo que los humanos hacen con las ratas… una escena digna de algún campo de exterminio nazi o stalinista). E inclusive se muestran algunos bellos juegos extradiegéticos (cuando una gama de colores y sonidos representa las sensaciones que Remy experimenta al combinar los sabores de diversos alimentos). Inclusive hay varios diálogos que, fuera del contexto culinario, bien pueden funcionar en otros ámbitos (el monólogo final de Anton Ego es soberbio: sus comentarios acerca de la crítica como acto de construcción y no de destrucción es bello e inspirador).

Y eso no es todo: el filme mismo se permite algunas apuestas un tanto arriesgadas que le alejan significativamente de otros filmes animados: el protagonista no es un animal que se conduzca (excesivamente) como un humano, ni tampoco intenta hacerse el simpático o valerse del gag fácil (tan en boga en esta época) para hacer reír, ni mucho menos recurre a parodiar alguna escena clave de alguna pelicula o serie exitosa: su historia se autocontiene, se limita sabiamente a su propio universo y se mueve dentro de sus propias coordenadas. Saludable decisión que se mantiene hasta el final, donde se permite jugar un poco y crear un desenlace que, aunque afortunado para sus protagonistas centrales, trata de distanciarse del típico happy ending donde todo se resuelve de manera mágica o por pura puntada, y su conclusión responde más bien a una sucesión lógica de los eventos que en la trama transcurren, y las consecuencias que de ellos se desprenden. Todo esto sin perder de vista que la historia debe de ser divertida y atrayente, y además narrada con una sencillez que apabulla. Es como el platillo que le da nombre: una receta simple de preparar, pero que realizada con buen sentido de la cocina y esmero, resulta en un verdadero manjar.


Y un manjar que se hace más disputable aún al acompañarse de un excelente soundtrack (a cargo de Michael Giacchino), una animación increíble (¿podía esperarse menos de Pixar?) y una interpretación histriónica de primer nivel, compuesta por talentos de gran talla como Peter O'Toole, Ian Holm y Brian Dennehy, entre otros.

Denle una oportunidad a esta película… y bon appétit!!!




RATATOUILLE

Dirección: Brad Bird y Jan Pinkava; Guión: Brad Bird, Jim Capobianco, Emily Cook, Kathy Greenberg y Jan Pinkava; Producción: Pixar Animation Studios, Walt Disney Pictures; Fotografía: Robert Anderson y Sharon Calahan; Música: Michael Giacchino; Edición: Darren Holmes; Elenco (voces originales): Patton Oswalt (Remy), Lou Romano (Linguini), Ian Holm (Skinner), Janeane Garofalo (Colette), Brad Garrett (Gusteau), Peter O'Toole (Anton Ego), Brian Dennehy (Django), Peter Sohn (Emile).
Estados Unidos, 2007, 110 min.