Rodrigo Vidal Tamayo R.
Una de los misterios más grandes del mundillo cinematográfico es por qué no puede realizarse una adaptación fidedigna de alguna obra artística al cine. Descontando honrosas excepciones (entre las que orgullosamente se incluye la novela corta de Jorge Ibargüengoitia Dos Crímenes) es difícil encontrar una película basada en un libro, cómic o videojuego que satisfaga tanto a los conocedores de la obra original como al público apenas enterado.
Lo anterior viene a colación porque si un estudio se toma las molestias, tanto humanas como monetarias, de realizar una adaptación para la pantalla grande me imagino será debido al éxito que el producto correspondiente tuvo en su medio original. Por lo que resulta incomprensible que en el paso de un medio a otro se pierdan las características esenciales de la obra, llegando incluso al extremo de que se pierda por completo el “espíritu” que al autor imprimió en su labor de amor.
¿Recuerdan Starship Troopers (conocida en México como Invasión)? Menciono esta novela, original de Robert A. Heinlein, porque pertenece al mismo género que la que hoy nos ocupa, la ciencia ficción. Starship Troopers es una mirada crítica y mordaz a la mentalidad militar, y poco tiene que ver con las sangrientas batallas que vemos en pantalla (situación que no demerita a la cinta, al contrario, es un buen ejemplo de que el gore puede ser comercial si se hace bien), más bien parece que utilizaron el universo propuesto por el autor para realizar una aventura que poco tiene que ver con la visión auténtica. Esto no es malo, mi punto es simplemente que los productores deberían tener algo de ética y ponerle otro título, y como subtítulo podrían agregarle la leyenda “Basado en ideas de fulano” o “Basado en escenarios de tal o cual obra”, pero no presentarla como “la versión fílmica de”.
Toda la anterior perorata se debe a que Soy Leyenda, a pesar de ser una película medianamente entretenida (recuerden que en Revista Cinefagia juzgamos la calidad de una cinta con base en la diversión que nos produce), no es, ni por asomo, una adaptación cinematográfica de una de las obras seminales de la ciencia ficción. I am Legend de Richard Matheson fue una de las primeras novelas en mezclar la ciencia ficción con el terror, tanto sobrenatural como psicológico, y el resultado es una obra cumbre, que facilitó el camino para que el autor se convirtiera en uno de los puntales de The Twilight Zone (La Dimensión Desconocida).
La verdad es que exagero un poco al decir que la película no refleja el contenido del libro. Si bien se encuentran los ingredientes mínimos necesarios que plantea el argumento original –el último hombre sobre la Tierra, los vampiros, un poco de la desesperación, la búsqueda de una cura-, la adaptación elimina muchos detalles que enriquecen las situaciones dramáticas y que justifican el título. Sin embargo, los productores de la cinta tuvieron a mal en decir que sería la adaptación más fiel jamás realizada, después de una muy difícil de ver (tanto por la dificultad para conseguirla como por el ritmo tan lento que tiene) The Last Man on Earth, protagonizada por Vincent Price; y la ya clásica The Omega Man, estelarizada por el salvador más grande de la humanidad Charlton Heston. Al igual que esta última versión, ambas mantienen elementos de la novela al mismo tiempo que cambian algunos, todo en aras de dotar a las cintas con un tono e identidad propios. Y es justamente esto último lo que demerita un poco a Soy Leyenda (lo único que adaptaron bien el fue el título, es idéntico), ya que en su afán por hacerla irreconocible de las dos anteriores, el director termina entregando una cinta que a ratos despega, a ratos es absurda, y en algunos momentos, sólo en algunos momentos, recuerda al libro.
La novela trata sobre la soledad y desesperanza que invaden la mente del último sobreviviente de un holocausto sanitario. Pero no sólo es la soledad la que lo ha convertido en una sombra de lo que era, son también las hordas de vampiros que noche a noche le piden a gritos que salga para ser devorado. Tal ansiedad es eliminada en la película protagonizada por Will Smith, pues de entrada, el último hombre sobre la Tiera no está sólo, tiene por compañera a una fiel Pastor (¿Pastora?) alemán, que le otorga compañía (el hecho de que el can sea hembra produce una lectura perversa pero difícil de evitar). El trauma de tener que matar a seres con los que convivió, y que todavía le gritan por su nombre, es borrado al ser los supuestos vampiros una mezcla entre zombis y las momias de The Mummy (sí, esa donde sale Brendan Fraser), por lo que la conexión humana ya no tiene un papel relevante en el conflicto, a pesar de ser punto medular en la obra de Matheson.
Por supuesto que la tradicional persecución característica de todo blockbuster gringo tiene que aparecer, lástima que no sea la relatada en el libro. Y no quiero parecer anal retentivo pero la persecución (con autos y toda la cosa) que se narra en el texto se encuentra bien justificada, y es una de las partes más tensas, mientras que la película abre con Will Smith persiguiendo… algo que no dota a la cinta de valor narrativo alguno y que únicamente es un pobre intento por captar la atención del espectador.
A pesar de todo lo ya expuesto, Soy Leyenda tiene detalles sobresalientes. Hay una parte donde podemos observar lo deschavetado que el personaje principal se encuentra -si ya la vieron, es toda la secuencia de los maniquíes-, situación muy bien realizada y factible. El hecho de que Will Smith pueda llenar por sí solo la mayor parte de la cinta también es digno de ser mencionado, sobretodo si tenemos en cuenta que para muchos aún sigue siendo el Príncipe del Rap.
Antes de terminar tengo que hacer una confesión: La razón por la que Soy Leyenda no me agradó es debido a que el final de la novela justifica el título, además de poner en perspectiva la mayor cantidad de prejuicios que la sociedad mundial contiene. Ese final es cambiado en la película por uno de mentalidad netamente gringa, que aunque esté disfrazado bajo un aura de altruismo, refleja la pobreza de los valores estadounidenses, en donde lo importante es sobresalir y ser recordado, no importando lo que se haya tenido que pisar para llegar a al cumbre.
Considero que es más conveniente ir a ver Soy Leyenda sin haber leído la obra original, de esa manera podrán entretenerse con una película bien maquilada aunque vacía en cuanto a propuestas argumentales o técnicas (eso me faltó, los efectos especiales no son nada del otro mundo) se refiere. Lo malo es que ahora nadie querrá hacer una versión realmente definitiva, situación que entristece a los fanáticos de la literatura especulativa.