Si ya leyeron el artículo dedicado al cine lovecraftiano que se encuentra en este mismo sitio, pueden concluir que hacer películas basadas en la obra del genio de Providence no es fácil.
Los lectores mediocres siempre han criticado la obra de Howard Phillips Lovecraft mencionando que el abuso de adjetivos como inenarrable, desconocido, pavoroso, etcétera, son una muletilla abusada por el escritor, y que demuestra su incapacidad como literato al evitar dar descripciones más precisas sobre las entidades a las que hace referencia. Llamo a esos críticos lectores mediocres, porque el exigir una descripción exacta de las narraciones no es sino pereza mental. El mayor éxito de Lovecraft es precisamente que habla del miedo tal como ocurre: de forma irracional e imprecisa. Quisiera ver a esos denostadores tratando de describir detalle a detalle cómo era la entidad cthulhiana que los acosó, pues cuando uno se encuentra aterrado es más importante sobrevivir que andar observando que es lo que nos produce el terror.
Sin embargo, hay que admitir que es por esa misma razón que el cine lovecraftiano no ha tenido tanta suerte como los fans de la literatura de terror quisiéramos. Para un director debe ser difícil diseñar las entidades con descripciones tan vagas, y si decide hacer una interpretación libre entonces tiene que toparse con las hordas de fanáticos iracundos que le reprocharán el no haber respetado las ideas originales. En fin, que a quien dos amos sirve con ninguno queda bien.
A pesar de ello, siempre habrá visionarios que traten de hacer bien las cosas, demostrando que, aparte de las ganas de realizarlas correctamente, es imprescindible tener un gran conocimiento del tema que se quiera trabajar. La Howard Phillips Lovecraft Historical Society (HPLHS pa’ los cuates) se ha dado a la tarea de realizar auténticas obras de arte tratando de difundir la obra del malsano escritor. Llevan en su haber radionovelas, discos de rock y villancicos, diseño de parafernalia relativa a los lugares creados por el buen Ech-Pi-El, además de aventarse la puntada de realizar el mediometraje basado en The Call of Cthulhu (La llamada de Cthulhu) y estar terminando el segundo, esta vez adaptando el cuento de The Whisperer in Darkness (El que susurra en la oscuridad).
Es justamente la película que adapta el cuento que da nombre a la mitología creada por Lovecraft la que colocó a la HPLHS en el corazón de todos los fans de los mitos de Cthulhu (que dependiendo del humor en que el autor se encontrase puede pronunciarse K-tul-juu o simplemente Tulu. De todas formas no se esfuercen demasiado, tendrían que cortarse la lengua para poder pronunciarlo correctamente) pues el resultado es sorprendente, tanto en la labor literaria –el guión- como en la calidad técnica.
The Call of Cthulhu es, al mismo tiempo, un tributo al mejor escritor de terror de todos lo tiempos, al cine expresionista alemán y a Ray Harryhausen. Filmada en blanco y negro –tanto para abaratar costos como para otorgar el tono antiguo que la historia requiere– la cinta es una adaptación fiel del cuento original, respetando personajes, lugares y situaciones, además de presentar de una manera fidedigna los pasajes más terroríficos de la historia.
El misterio que representa la aparición en medio de la nada marítima de la isla de R’lyeh, el relato lleno de locura del marinero Gustaf Johansen, la investigación realizada por William Channing Webb y la aparición del mismísimo Cthulhu se encuentran representadas en la película. Las actuaciones están hechas a la usanza del antiguo cine expresionista alemán, ardid que funciona a la perfección por ser una película muda. Así es, el director, Andrew Leman, supo que al realizar una película de época tendría a la mano elementos para narrar mejor la historia, al mismo tiempo que respeta el gusto de Lovecraft por el pasado. Esta característica también permite que los efectos especiales –una muy bella animación cuadro por cuadro que da vida al todopoderoso Cthulhu– embonen perfectamente, aunque los que estén acostumbrados a los efectos hollywoodenses descubran el truco.
Las escenografías son otro gran logro pues el equipo técnico no se complicó la vida al querer adaptar las muy ambiguas descripciones arquitectónicas lovecraftianas (“… la geometría del lugar soñado era anormal, antieuclideana y alucinante y sugería esferas y dimensiones distintas de las nuestras.”) y también recurrió al expresionismo alemán para recrear la onírica isla de R’lyeh. Es ese toque nostálgico lo que le da valor a la película, pues rescata el sentir de Lovecraft, melancólico adorador de todo tiempo pasado, quien debe estar gustoso disfrutando la mejor adaptación que se haya hecho de su obra al cine en algún lugar cercano a Betelgeuse, gracias a la ciencia de las ondas hertzianas enviadas al espacio sideral por proyectos como el SETI.
The Call of Cthulhu es, sin asomo de duda, la mejor adaptación de la obra H. P. Lovecraft al cine, respetando la quintaesencia de su cuento y entregando un Cthulhu bastante creíble y muy animado. Todos los participantes pueden dormir tranquilos sabiendo que su objetivo fue cumplido: demostrar que sí se puede.
Como mencionaba hace un momento, actualmente la HPLHS está a punto de lanzar la segunda película producida por ellos y que siguiendo la tónica impuesta por The Call of Cthulhu, también será realizada en blanco y negro, aunque, a juzgar por el trailer, está vez será un thriller noir. ¡Qué la HPLHS viva a través de largos eones, nunca durmiendo y siempre recordando la memoria del mejor escritor terrorífico de todos los tiempos!
THE CALL OF CTHULHU
Dirección: Andrew Lerman; Guión: Sean Branney, basado en la obra homónima de H. P. Lovecraft; Producción: Sean Branney y Andrew Leman; Fotografía: David Robertson; Música: Troy Sterling Nies, Ben Holbrook, Nicholas Pavkovic y Chad Fifer; Edición: David Robertson; Con: Matt Foyer, John Bolen, Ralph Lucas, Chad Fifer, Susan Zucker, Barry Lynch, John Klemantaski,
Estados Unidos, 2005 47 min.
Participaciones: Festival de Cine H. P. Lovecraft, Portland, Oregon, Estados Unidos, 2005; Festival de Cine Slamdance, Utah, Estados Unidos 2006; Festival Internacional de Cine Titanic Filmpresence, Budapest, Hungría 2006; Festival de Cine Night Visions, Helsinki, Finlandia 2006, Festival Internacional de Cine de Rhode Island, Estados Unidos