«El secreto del doctor Grinberg». El suspenso ante lo inexplicable interminable

Por: José Luis Ortega Torres.

I.


La realidad supera la ficción. Esta frase, por ser tan común, nos hace olvidar que no por haber sido repetida hasta la saciedad, deja de ser cierta. Entre los millones de historias que a diario se entretejen (y a veces se desmadejan) alrededor de nosotros, existen algunas que esconden verdades tan difíciles de digerir que, quizás por lo mismo, se niegan reticentemente a salir a la luz.


Los hechos detrás de la desaparición del Dr. Jacobo Grinberg en diciembre de 1994, en la Ciudad de México, forman uno de esos entramados misteriosos dignos de todo fanático del supense de ficción, esos que como espectadores masoquistas disfrutamos porque nos llevan sin darnos respiro de un sobresalto a otro, sufriendo mentiras a medias que ocultan verdades abominables. Lo más maravilloso y a la vez terrorífico en El secreto del doctor Grinberg (2020), es que no se trata de una ficción surgida de la tortuosa mente de un guionista fanático del noir más clásico, sino de una cadena de acontecimientos r-e-a-l-e-s de los cuales no se conoce el verdadero punto donde se originó la tragedia, ni mucho menos aquél que le pueda poner un final.


Jacobo Grinberg-Zylberbaum, llamado el Einstein de la consciencia es, quizás, una de las mentes más brillantes que haya dado nuestro país. Nacido en el ex Distrito Federal en 1946, estudió psicología en la UNAM y luego se doctoró en psicofisiología en el Brain Research Institute de Nueva York. De regreso en México fundó un par de laboratorios enfocados a esta disciplina, uno en la U. Anáhuac y el otro en la propia UNAM. Sus investigaciones sobre la actividad cerebral lo llevaron a relacionarse con ramas poco ortodoxas para la ciencia como el chamanismo, la meditación y la telepatía, publicando una extensa obra que abarca medio centenar de libros publicados, donde teoriza con base en el método científico, la relación entre ciencia y conciencia, aportando bases eruditas para la comprobación de la comunicación entre los seres humanos por telepatía, logrando avances prometedores hasta que, de repente, desapareció.


Hoy, en pleno 2020, nada se sabe del paradero o destino del Dr. Grinberg, ni de qué sucedió la primera semana de diciembre de 1994, última en que fue visto. Es evidente que siendo un científico de fama mundial, las autoridades mexicanas ―siempre esquivas cuando no francamente inútiles― hicieron circo, maroma y mucho teatro para no obtener ningún resultado. El caso del Dr. Grinberg se convirtió en uno más de los expedientes archivados sin resolver por la justicia mexicana. Todas las autoridades involucradas lo dejaron ir, todos, menos uno, el comandante Clemente Padilla, oficial encargado de llevar la investigación.


El secreto del Dr. Grinberg, es la historia de ambos hombres. Es la historia de aquél que desapareció, pero también la de quien se quedó. Dos hombres diametralmente opuestos, que jamás se conocieron en persona, pero que han quedado hermanados por el misterio, por el silencio; por la necesidad que uno de ellos tiene de saber, pero también de ser capaz de comprobar lo que sabe; y la necesidad en la memoria del otro por no perderse en el olvido.


II.

El secreto del Dr. Grinberg es un documental opera prima cinematográfica del creador audiovisual y músico español Ida Cuéllar, cuyo trabajo en el mundo de la publicidad ha sido ampliamente reconocido y premiado, quien de paso por México en 2010 conoció la historia sobre la desaparición de un connotado científico hacía entonces ya quince años. Para su sorpresa, el desaparecido era el autor de un poemario que justo acababa de comprar, sin saber nada del poeta. ¿Sería que Grinberg estaba demostrando con este “llamado” a Ida Cuéllar que sus teorías, eran ciertas? Quis scit...


Más allá de fenómenos paranormales aún difíciles (¿imposibles?) de comprobar, lo único cierto que como espectadores tenemos es lo que vemos en la pantalla. Lo que Ida Cuéllar nos entrega, es un filme testimonio coral que te envuelve en una experiencia inmersiva donde a partir de los testimonios de gente cercana al científico (hija, primera esposa, hermanos, primas, colegas, colaboradores, asistentes, etc.) nos lleva a conocer a la persona que era Jacobo Grinberg tal y como lo conocieron: curioso desde la infancia y cuestionador de paradigmas afable y enamorado, pero tremendamente responsable de/con sus preceptos; y luego, por medio de materiales de archivo audiovisual perfila al sabio ampliamente reconocido, un hombre de academia que ante la evidencia de nuevas posibilidades de comunicación, razonamiento y conciencia; experimenta, analiza, teoriza y comprueba. Grinberg es (porque aún no podemos ni debemos hablar de él en pasado) una persona congruente con sus principios.


Lo que sabemos (y el documental muestra) es la existencia de las primeras teorías sobre un crimen pasional, razonamiento chato pero conveniente para que las autoridades logren salir del paso. No obstante, es la figura del comandante Padilla la que adquiere un peso primordial para el continuum de la narrativa, evitando que despeguemos los pies de la realidad dejándonos llevar por el fantasma del científico, sino que nos guía cabalmente de la mano de este hombre serio y adusto que, alejado de la ciencia dura, pone en ejercicio su propia ciencia: el olfato detectivesco, la intuición del arrabal, ese colmillo que le ha crecido con cada año de servicio en el benemérita policía mexicana… que ya es decir.


Ida Cuéllar, durante diez u once años, se encargó no sólo de investigar, grabar testimonios, hacerse parte confiable de los amigos y parientes, sino que también se volvió parte del misterio al ir desentrañando pistas de un destino que se intuye funesto, y lo monta con un ritmo in crescendo que ante cada nuevo acto del filme, aprieta la tuerca del thriller para crear un documental noir con todos los elementos presentes en la ficción y que encuentran en este misterio fascinante su símil de carne y hueso: el investigador decadente que ha visto pasar sus mejores años obsesionado con el caso que lo marcó de por vida, la mujer fatal que sabemos no es del todo sincera, los sospechosos de tener una información que quizás prefieran llevarse a la tumba, la hija que a toda costa anhela saber, espías internacionales (¡sí, de verdad!) y la presencia, como bien dice el realizador catalán, de un mcguffin que se convierte en el leitmotiv del filme: la presencia del Dr. Grinberg que a partir de sus propias palabras premonitorias, ha trascendido el cuerpo para convertirse en una presencia fantasmal que sigue influyendo en el rumbo de todos los que han entrado a su círculo, quizás para siempre. Ida Cuéllar incluido.



EL SECRETO DEL DOCTOR GRINBERG

Director: Ida Cuéllar. Guión: Ida Cuéllar, Miguel León, Juan Muñoz-Tébar, Fernanda Rossi. Producción: Carles Brugueras, Marieke van den Bersselaar, Ida Cuéllar, Inés Massa. Fotografía: José Luis Bernal. Montaje: Judith Miralles, Gabriel Soria, Carlos Rufete. Sonido: Laia Casanovas. Música original: Eduardo Pacheco. Testimonios: Estusha Grinberg, Jerry Grinberg, David Grinberg, Clemente Padilla, Tony Karam, Tere Vale, Ruth Cerezo, Lizette Arditti, Juan José Sánchez Sosa, Sam Quiñones, Patrick Harpur.

España, 2020 ― 92 min.