Por: José Luis Ortega Torres Parida en 1988, justo cuando el cine de encueres picantes y albures prominentes (¿o era al revés?) se encontraba en su máximo apogeo y sintomática saturación, Adolfo Martínez Solares –de la dinastía de mismos apellidos– dirigió lo que hoy se supone es una de las obras cumbres de la sexycomedia ochentera: Tres lancheros muy picudos . Digo se supone porque en realidad, esta película no es más que la repetición ad nauseaum de sobados tópicos ya envejecidos casi al mismo tiempo de su nacimiento pero, para mayor desgracia, utilizados acá sin ningún dejo de ilación; y no es que se pretenda obtener de estas cintas paradigmas de guiones, pero por lo menos sí una lógica medianamente desarrollada dentro de los cánones de este subgénero engañosamente erotómano, como en su momento lo tuvieron El día de los albañiles (1983) y Los verduleros (1985) ambas del propio Adolfo Martínez Solares, con mismas las fórmulas pero mejor atino en su desarrollo. Existen qu...
Vivir devorando cine