Ir al contenido principal

ATM / A toda máquina

Cuando la vida era…

A Toda Madre

Por Espartaco CV

Hace poco más de cincuenta años -¿Qué tanto hace de eso?- al parecer La Vida no era tan difícil: había Amigos, había Trabajo y había… Motocicletas.

”Parece que va a llover…”

Tal vez La Vida fue de muchas maneras: alegre, triste, entretenida, trágica, divertida, pero nunca tediosa, nunca aburrida. (El país -nuestro México lindo y querido- dibujaba el “cuerno de la abundancia”, luego entonces se encontraba en plena pujanza económica en varios de sus quehaceres y deberes. O por lo menos eso se “respiraba/veía” en el ambiente de la capital). Aquella inercia debió arrastrar inevitablemente a gran parte de la población y en consecuencia, contagiar a sus integrantes en su ánimo y en las maneras de vivir su vida.

¿Cómo no sentirse bien/a gusto?: México no derramó sangre durante la Segunda Gran Guerra. Había empleos en términos/números generales para el personal económicamente activo. (Aunque algunos -en friega- apenas alcanzaban a despedirse-saludarse: “Ya me voy vieja”/”Adios viejo”-“Ya vine vieja”/”Que bueno viejo”). La modernidá comenzaba a circular en compactos automóviles deportivos cuyas conductoras se daban el lujo de espetarle a la autoridá de la calle: “¿Y por qué ponen el alto cuando yo voy pasando, eh?”. Quinceañeras festejaban sus tantos al compás de un “Viejo vals”. Otros se daban el gusto de acudir a los deportivos “pues como hace tanto sol, voy a tomar un bañito y echar una nadadita”.

Se vislumbraba ya el ajetreo de una gran ciudad. (Constante ir/venir del peatón común; viajar de mosca en cualquier camión; algunos “embotellamientos” -escandalera incluida: “…Y qué. ¿Se van a morir? Sigan, sigan pitando, condenados. ¡Parecen locos!”-; alguna reunión multitudinaria… como presenciar acrobacias en motocicleta). Un soltero podía amueblar su departamento (estrenando bata de China, china, china…, china legítima) “…todo en abonos y sin enganche”. Además, por las noches la Ciudad de México disfrutaba de un envidiable desenfado asistiendo a los “Clubes” nocturnos a mover “el guayín” a ritmo de mambo y de Grandes Orquestas. Ambiente propicio para que las relaciones interpersonales tuvieran estilo propio. Y la de los amigos, sello particular.


¿Existen los verdaderos amigos?

Sea la ciudad, sea un pueblo. Sea en tu primera escuela, sea en tu barrio, sea en la calle en que vives… al menos, tuviste uno-dos amigos. Primero, los cochecitos y las canicas. Luego, “una cascarita” -con balón profesional o pelota de trapo, eso no importaba-. Después, el bigote y la calentura que te quita/acompaña el sueño al estar en la secu. Mas tarde, la “rebeldía con causa” que te otorga la prepa. Por último, la Universidad -si fuiste uno de esos con “suerte” de estar allí- y el “estatus” de sentirte requete importante y privilegiado. Finalmente, (ni modo) te llegó la adultez e irremediablemente cambia tu vida. No obstante algo no cambió: los amigos.

Y sí. Seguro que alguno de ellos fue tu cuate, tu carnal, tu cómplice. Cómplice de todo y en todo: travesuras, fiestas, tus primeras porno -revistas, pelis… dio igual-, parrandas/crudas, chavas, ligues, conciertos de rock, tu “primera vez (y segunda y tercera…”), peleas, chingadazos, caídas, equivocaciones, aciertos, triunfos, metidas de pata (las cuatro), huidas/corredizas, mentadas de madre, desveladas, idas al cine, irse de putas (aunque sea nomás a verlas), andar de mujeriego, cada que te ”cortaron/mandaron a paseo”, tu primer trabajo…

Pero no faltaron pleitos, encabronamientos, mentadas de madre en serio, envidias, celos y… La Competencia -en todas sus acepciones-: quien obtiene la mejor calificación, quien corre más rápido, quien se liga a la niña mas bonita, quien tiene el miembro más grande, quien se ha tirado a mas mujeres (en caso de que el otro ya lo hubiera conseguido -aunque fuera una vez-), quien cuenta el mejor chiste, quien es el centro de atracción en las reuniones, quien es el más simpático, quien sabe mas…

Con todo… ahí estuvo. O estuvieron. ¿Y aún está/n?


“Yo no fui…

“La coincidencia puede existir ciertamente,

pero cuando la persistencia

de una coincidencia es tan continua,

entonces debemos pensar que hay…”

Ahora bien. Si ese/esos amigos se han ido, pues se fueron y ya. Punto. Quizá punto final. Empero, cuando algunos de ellos aún están presentes/cerca/alrededor/a la vista, el asunto es distinto. Porque de veras que “no todo es lo que parece”. Por alguna misteriosa causa/razón la relación cambia. Cambiando para mal. Se altera/rompe/desaparece poco a poco sin darnos cuenta. Como si “…fuerzas ultra terrenas que gobiernan el orden de los acontecimientos como un áncora a los movimientos de un reloj” vinieran a hacer de las suyas dando al traste con todo.

“Si te vienen a contar

cositas malas de mí

manda a todos a volar

y diles que…”

La causa/razón/justificación de (las) fuerzas ultraterrenas que provocaron tanto desorden del universo en el que convivíamos y sabíamos del otro/amigo, es la más natural/inevitable del mundo explicando -dicen por ahí- lo que no entendemos y debíamos ver venir. “No pueden verse como antes porque: tiene novia/tiene trabajo/se casó…” ¿Será…?

Excusa más que oportuna pa´ lavarse las manos (y de paso la conciencia). Si la humanidá desde siempre ha intentado-logrado comunicarse entre sí (acuérdate de: señales de humo, mensaje oral -o sea, mandabas un recado “con tu criado”-, mensaje escrito -vía paloma mensajera-, telegrama, carta… Por si no fuese suficiente, se agregan/agradecen a la pusmodernidá sus avances tecnológicos: teléfono, móvil, interné… Vaya, cualquier púber sabe de su existencia y hasta sabe usarlos). Luego entonces,

Solamente hay tres razones para no saber del otro: primero, vivir en lugar distante; segundo, guerra civil; tercero, enfermedad grave/muerte… (¿Será necesario que un amigo muera para acordarse de él?) Porque hasta del más allá, algunos mandan señales a los de más acá.

¿Cómo se dice bujía en inglés?

“Spark plug”

“…su amigo no jalar parejo…

…se volvió ‘hijo de hormiga’…”

A mayor experiencia (de la vida), más madurez. Reza voz popular. Aprendizaje del que nos deberíamos servir para continuar en compañía/a la par de los amigos. No obstante, alguno de ellos se raja (“…pero no. Yo no voy.”). Resultando en la practica/vivencia/convivencia que todo lo aprendido/aprehendido de nada sirve. Lo que nos podría ayudar a evitar errores o corregir pendejadas hacia “el amigo”, solo ocasiona que el hoyo se haga más grande. El bújero/joyo tan profundo ya es, la distancia tal es, demasiado tarde es.

Antaño hubo entendimiento/compañerismo/comprensión, ahora se acabó. Ayer hubo Compromiso, hoy sencillamente no se Cumple. El Interés por el amigo deja de ser interesante. (Interés con mayúscula). Verdadero Interés no es preguntar -si por coincidencia nos encontramos- “¿Cómo estás?”. Verdadero Interés es buscarte-encontrarte-preguntarte “¿Cómo está tu vida?”. “Si alguien que lee estas líneas se viera retratado, sépase que se hace con ese destino… …Buenas noches, amigos y enemigos” (Silvio R.)

¿Quién lo diría? Ayer estuvimos en sintonía. Hoy hablamos-pensamos con un idioma tan diferente entre nosotros, que irónicamente nos incomunica/confunde/aleja. La amistad ahora “tiene cuatropeadas las velocidades”, quedando como “un burro dormido en el camino”.

Algo (más) sobre la amistad…

Hace pocos años encontramos -¿casualmente?- unas palabras que no podrían ser más verdaderas. No estamos claros si pertenecen al Che Guevara (a estas alturas del partido -y de la vida de quien esto escribe- no es de gran importancia). Palabras más, palabras menos -algunas serán de la cosecha de quien continúa escribiendo estas líneas, aunque tampoco importa mucho-, la reflexión es: “Son pocos/escasos los individuos que el día de hoy estén dispuestos a dar, a entregar a un semejante, a un amigo, lo que en gran medida demandan de ese semejante, de ese amigo”.

Ignoro si en el pasado (así fuera hace cincuenta o cien años o diez siglos) las relaciones de amistad fueron harto distintas o muy semejantes a las de hoy. Supongo que en algunos aspectos difieren de las de hoy. Imagino que en otros, es enorme la diferencia de aquellas respecto a las nuestras. Quiero pensar que en el fondo hay similitudes.

A pesar de todo/por todo/contra todo existe la posibilidad de que “…sobre la marcha” encuentres/reencuentres a un viejo amigo o uno nuevo. ¿Sabes por qué? Porque simple/llanamente “en el camino andamos”.

…y otros asuntos.

Si de algo se puede estar cierto/seguro/convencido es que los Amigos, como cualquier otra relación (novios-novias-, padres-hijos, entre hermanos, primos, amantes…) cuestan. Cuestan Tiempo, Dinero, Esfuerzo. Sobre todo Tiempo. (Conveniente es invertir en ellos).


Quien está por terminar de escribir ha llegado a una terrible conclusión: En estos tiempos “pusmodernos” que nos tocó vivir hasta los verdaderos amigos van y vienen.

En El Quinqué, Real de catorce blusea: “Vivo a media luna desde que empecé a querer / ardo cada noche como flama de quinqué / y me siento un extraño en extinción / No me queda mas remedio que…” ir a comer, pues como diría el amigo Pedro: “Las penas con pan son buenas”…’y con mantequilla han de ser sabrosísimas, eh’”.



ATM / A toda máquina

(antes, Su mejor enemigo)

Dirección: Ismael Rodríguez; Guión: Ismael Rodríguez, Pedro de Urdimalas; Producción: Películas Rodríguez; Fotografía: Jack Draper; Música: Raúl Lavista, Sergio Guerrero; Edición: Fernando Martínez; Con: Pedro Infante (Pedro Chávez), Luis Aguilar (Luis Macías), Aurora Segura (Guillermina), Alma Delia Fuentes (Anita), Carlos Valadez (Tarcisio)

México, 1951. Duración: 118 min.

Entradas populares de este blog

UNA LLAMADA PERDIDA / Chakushin ari / One Missed Call

Por: Mauricio Matamoros “ Débil cuando está viva, pero fuerte cuando está muerta”. Akihiro Kitajima, Horror Movie Shi Esa cita, queda como anillo al dedo para gran número del cine de espectros japonés; sobre todo, desde el realizado con la aparición de Ringu , en 1997. Y aunque no pude evitar ponerla por su contundencia, he de aceptar que no se aplica del todo a Una llamada perdida ( Chakushin ari , 2003), la película que ha provocado este texto. Con sus cerca de setenta filmes a cuestas, Takashi Miike ha llegado a una excelencia formal pocas veces vista y, por tanto, de forma casi natural, también han comenzado a surgir sus detractores. Con Una llamada perdida esto se hace patente, pues no han sido pocos los que han manifestado su desacuerdo con este primer acercamiento absoluto de Miike al género de horror. Desde luego, lo que ha quedado claro, es que el público ya comienza a quedarse corto para entender a este extraordinario (en el sentido estricto de la palabr...

TRES LANCHEROS MUY PICUDOS

Por: José Luis Ortega Torres Parida en 1988, justo cuando el cine de encueres picantes y albures prominentes (¿o era al revés?) se encontraba en su máximo apogeo y sintomática saturación, Adolfo Martínez Solares –de la dinastía de mismos apellidos– dirigió lo que hoy se supone es una de las obras cumbres de la sexycomedia ochentera: Tres lancheros muy picudos . Digo se supone porque en realidad, esta película no es más que la repetición ad nauseaum de sobados tópicos ya envejecidos casi al mismo tiempo de su nacimiento pero, para mayor desgracia, utilizados acá sin ningún dejo de ilación; y no es que se pretenda obtener de estas cintas paradigmas de guiones, pero por lo menos sí una lógica medianamente desarrollada dentro de los cánones de este subgénero engañosamente erotómano, como en su momento lo tuvieron El día de los albañiles (1983) y Los verduleros (1985) ambas del propio Adolfo Martínez Solares, con mismas las fórmulas pero mejor atino en su desarrollo. Existen qu...

LA CUMBIA ASESINA. Ritmo, traición y muerte

Por: Alberto Acuña Navarijo loungeymartinis@hotmail.com Creo que la mejor manera para empezar el presente texto, será sentenciarlo del siguiente modo: La Cumbia Asesina (1991) es más naca que ponerle una playera de Snoopy al asiento del coche. No me malinterpreten. Una de las principales virtudes del que es considerado el único videohome “de culto”, es precisamente que exuda vulgaridad de una manera natural, sincera y sí, también muy divertida. No es casualidad entonces, que La Cumbia Asesina , lleve la firma de Christian González. Es curioso. Cada vez que los pelados de Revista Cinefagia , tenemos la oportunidad de hablar de Christian González, nos referimos a él como un autor maldito con comprobadas aptitudes y que anda necio con que el videohome pueda ser tomado en serio como una alternativa para hacer cine de calidad, a bajísimos costos y redituable; pero quien sabe por qué demonios hemos pasado de largo que a través de su inclasificable y abultada filmografía, ya está acostumbr...