CASI DIVAS

Por: José Luis Ortega Torres


Cuando vi el trailer de Casi divas pensé que podría ser una comedia divertida sobre las rivalidades entre cuatro jovencillas luchando por entrar al mundo de la televisión, con todo y los tópicos que eso arrastra: amistad, desilusiones, lecciones de vida y uno que otro romance. Lo que en el papel se supone debe de ser una comedia rosa que, si bien evidencia su filiación televisiva –más aun llevando en los papeles principales a rostros de telenovela como Julio Bracho, Patricia Llaca y Ana Layevska–, no deja de asumirse como un proyecto fílmico; sin embargo, una vez teniendo el resultado en pantalla, se descubre así misma como una pobrisíma producción que no sólo deja ver su falta de medios técnicos, sino que exhibe la saturación premeditada de tópicos argumentales que no dan pie con bola en ningún caso.

Pequeño detalle que es de reprochar cuando el guión viene firmado por Issa López –quién precisamente se ha dado a notar en el medio fílmico nacional por su pluma antes que como directora–, responsable de los guiones de taquillazos como Ladie's Night y Niñas mal, pero cuya ópera prima al mando, Efectos secundarios, pasó más bien sin pena ni gloria.

Si echamos un vistazo a la obra fílmica de López podremos darnos cuenta que ésta es una olla donde todos los clichés se baten: las fresas son re’fresas, los strippers lo son por necesidad y no por jariosos, los (y las) adolescentes son babosos y, en la película que ahora tocamos, las anoréxicas son rubias y ricas, los oaxaqueños analfabetos (¡Ay, pobrecito, no sabe leer!), las chihuahuenses costureras y los de ciudad Neza nacos a huevo. Eso en cuanto a la caracterización de los personajes, ya no digamos en las motivaciones que los dirigen.

Patricia Llaca (Eva Gallardo)

Así vemos desfilar por la pantalla a cuatro chavas que buscan ganarse el puesto de la nueva diva que deja vacante la actriz histérica-neurótica-psicótica Eva Gallardo (Llaca, sobre actuada ad nauseaum), nomás por joderle la vida al productor plagiario y calenturiento Alejandro Mateos (siempre digno y divertido Bracho), quien a su vez, para fastidiarla aún más, decide convocar a un concurso nacional para encontrar a la actriz que México esperaba. Triste e indigna herencia del reallity show televisivo que, mira nada más que inteligente es Issa, ¡La convirtió en el argumento para una novedosa película mexicana!

En ese caso, mejor le recomiendo al publico cinéfago (y a la propia Issa López) que consiga la –esa sí, divertidísima– cinta franco-belga-holandesa Quiero ser famosa / Iedereen beroemd!, dirigida en el 2000 por Dominique Deruddére; sí, el mismo de la adaptación cinematográfico-bukowskiana de El amor es un perro infernal. Lamentablemente, tampoco con Casi divas se está descubriendo el hilo negro ni se está siendo original.

Diana García (Catalina)

Quizá de ahí que se busque cargar de cierto ánimo de denuncia a una historia que por todos lados hace agua y, aunque la intención sea loable, de nueva cuenta la falta de delicadeza en el armado de la trama tira todo al suelo. Así, en poco más de cien insulsos minutos se meten con calzador temas tan dispares como el transexualismo y su discriminación; o bien, la desaparición de mujeres en Ciudad Juárez, exhibida de una manera tan absurda, que se llega a hacer del personaje de Catalina el portavoz de un delicado tema que merece más respeto que un par de escenas delatoras en medio de una comedieta.

Ni qué decir de la bulimia, del tráfico de influencias e incluso de las insinuaciones de prostitución de Ximena con tal de ganarse el papel central, una Casi güila profesional que sueña que con esas artimañas podrá conquistar Hollywood, ínfimo sueño húmedo de la high class mexicana.

Maya Zapata, la mejor (Francisca)

Si bien la pericia cinematográfica no es el mejor atributo de Efectos secundarios, sorprende que la directora, aun en su segundo largometraje, siga utilizando encuadres rutinarios y monótonos, dejando ver la timidez (o flojera) por proponer algo medianamente novedoso en lo visual, ya que en lo argumental no había mucha tela de donde cortar.

Resulta lamentable ver desperdiciado el talento de Hans Zimmer –ganador del Oscar por la partitura de Gladiador– musicalizando algo que finalmente será opacado por graznidos de Cuasi divas. Lamentable, también, ver desfilar con desgano a actores sobradamente capaces como Maya Zapata o el desperdiciado Gustavo Sánchez Parra (haciendo el papel de un norteño tan malo, pero tan malo, que le apodan Satán) y de emergentes interesantes como Daniela Schmidt (ésta sí divertiéndose de lo lindo) y Diana García (descubierta vía Drama/Mex) en una cinta tan menor, incluso, hasta en el scouting de las locaciones, filmando casi en su totalidad en el Centro Nacional de las Artes y en el Cinemark de al lado, pobremente disfrazados de televisora que se pretende risiblemente primermundista...


CASI DIVAS

Dirección y Guión: Issa López; Producción: Luz María Rojas; Fotografía: Carlos Aguilera; Música: Hans Zimmer; Edición: Jorge García; Con: Patricia Llaca (Eva Gallardo), Julio Bracho (Alejandro Mateos), Francisca (Maya Zapata), Ana Layevska (Ximena Lizárraga), Daniela Schmidt (Yesenia), Diana García (Catalina)

México, 2007. 107 min.